Las imprudencias y las negligencias son las principales causas del inicio de los incendios forestales y agrícolas que se han producido en Gran Canaria desde enero de 2013 hasta junio de este 2024 y, entre ellas, prevalecen la realización de actividades de riesgo, como operaciones culturales de quemas para la eliminación de rastrojos, restos agrícolas y/o forestales; el uso de maquinaria o equipos de trabajo que generan chispas o deflagraciones, sin haber adoptado las medidas de cuidado necesarias, y de forma muy especial, la utilización de amoladoras o radiales para cortar piezas metálicas y de motodesbrozadoras con cuchilla de hoja metálica en terreno pedregoso, y, en tercer lugar, las actividades de recreo, como fuegos de campamento, entre otras.
Así lo evidencia la investigación acerca de la causalidad de los incendios forestales y agrícolas próximos a zona forestal originados por maquinaria que genera deflagración, chispas o descargas eléctricas, que han realizado las y los técnicos del Cuerpo de Agentes de Medio Ambiente adscritos a la Brigada de Investigación de Incendios Forestales (BIIF) de la Consejería de Medio Ambiente, Energía, Clima y Conocimiento del Cabildo de Gran Canaria, que coordina Raúl García Brink. Un trabajo cuyas conclusiones son de especial relevancia en estos momentos, en los que la Isla ya lleva una semana en situación de alerta por riesgo de que se produzcan estos siniestros y, además, las previsiones meteorológicas apuntan a un nuevo ascenso de las temperaturas para este fin de semana.
Y es que, en ese estudio se constata que, a grandes rasgos, entre 2013 y 2024, los incendios forestales originados como consecuencia de negligencias o imprudencias suponen aproximadamente un 69,6% de los 184 registrados por la BIIF, es decir, 96 siniestros, mientras que los fuegos intencionados representan el 24,6%, o sea 34 casos. Por otro lado, los generados de manera accidental o fortuita, básicamente por la ignición de vehículos a motor en vías situadas en monte o sus proximidades, el uso de herramientas manuales en trabajos silvícolas y/o por la rotura de tendidos eléctricos por causas ajenas a su mantenimiento, han sido siete, un 5,1% del total, y solo se ha producido uno por motivos naturales, un rayo, lo que supone un 0,7% del cómputo global. Además, no se determinó la causa de otros seis y los 40 restantes no fueron objeto de investigación.
Más en concreto, este informe se ha centrado en los incendios forestales y agrícolas próximos a zona forestal ocasionados por el uso de maquinarias o equipos de trabajo que generan deflagración, chispas o descargas, desde 2007 hasta hoy, y se ha constatado un total de 24 siniestros. Al analizar los instrumentos empleados en casa uno de ellos, se establece que el 57,7% (15 casos) tuvo su origen en el empleo de maquinaria o equipos de trabajo tipo radial o amoladora; el 19,2% (5 casos) en la utilización de desbrozadoras en terrenos pedregosos, siendo el factor determinante en esas ocasiones el manejo de cuchillas de hoja metálica en zona de combustibles fácilmente inflamable; el 11,5% (3 casos) en el uso de máquinas de soldadura, y el 3,8% restante (1 caso) en el manejo de un soplete para trabajos de oxicorte de la carrocería de un vehículo.
A ese desglose, las y los técnicos añaden o al menos tienen referencia de la existencia de un incendio forestal originado por las chispas que saltaron por el impacto de un pico contra las piedras, en una zona de pastos secos de la Degollada de Las Palomas, en Tejeda, que afectó a 18.684 metros cuadrados, el 14 de julio de 2021; y de un conato de incendio forestal creado por la fricción de la estera o cuchilla de un tractor de oruga con las piedras, en un punto de Lomo Riquiánez, en Arucas, que afectó a 4.360 metros cuadrados, el 25 de agosto de 2022.
Del mismo modo, señalan en su informe que, recientemente, ha tenido lugar otro incendio en una zona no forestal del municipio de Valleseco, que tuvo su causa en el uso de un tractor agrícola con peine tractor para segar un cercado de avena, que dio lugar a un punto de ignición bajo el bloque del motor, lo que, como señalan las y los expertos, “pone de manifiesto la conveniencia de que se adopten medidas preventivas de incendios forestales a la hora de trabajar con esta maquinaria, en períodos de alto riesgo de incendio forestal y en entornos agrícolas con presencia de combustibles altamente inflamables”.
A este respecto, también ponen de relieve que el 30,7% (8) de los siniestros originados por manejar este tipo de maquinaria o equipos de trabajo se ha producido fuera de la época de peligro alto de incendios forestales. Y, por otra parte, indican que el 26,9% (7) de los fuegos forestales derivados de esta casuística e investigados por la BIIF ha estado relacionado con trabajos de mantenimiento y conservación de carreteras o de infraestructuras de uso público, por empresas contratadas por las administraciones públicas.